recopilación de materiales para las asignaturas de Educación para la Ciudadanía, Filosofía de 1º de Bachillerato y Psicología
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martes, 22 de enero de 2013
PSICOLOGÍA. CÓMO CAMBIAR NUESTRA REALIDAD
Cómo cambiar nuestra realidad
XAVIER GUIX 1 0/01 /2 01 0
Lo dijo José Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia”. Pero ¿las circunstancias son algo separado
de nosotros? Lo cierto es que no podemos cambiar los hechos, pero sí la manera en que nos relacionamos
con ellos.
Nos levantamos de buena mañana y mientras nos duchamos, a nuestro alrededor hay todo un mundo que
se mueve. A la vez que nos enjabonamos, otras personas están haciendo cosas, aparentemente
independientes a nosotros. Cuando nos secamos el pelo, alguien está corriendo porque llega tarde al
trabajo, porque ayer salió de fiesta. Otra persona quería subirse a un taxi, pero alguien se le adelantó. Al
salir de casa, pasamos por una cafetería que aún no ha abierto la máquina de café porque el encargado ha
estado un rato discutiendo con su pareja por teléfono. Y salimos apresurados en busca de otra alternativa
cuando escuchamos un frenazo de un taxi que no puede evitar atropellarnos.
Sólo si una de las cosas que sucedían mientras estábamos en la ducha hubiera sido de otra manera, sólo
una, puede ser que el taxi hubiera pasado de largo sin atropellarnos. Incluso puede que ese taxi no
hubiera pasado nunca. Pero siendo como es la vida, un conjunto de contingencias, de causas y efectos, de
incidentes y accidentes, de circunstancias que diría Ortega y Gasset, cabe preguntarse con qué actitud
queremos afrontar esta realidad universal: ¡todo está conectado!
EL TODO Y LAS PARTES
“Para crear una tarta de manzana, primero tienes que crear un universo” (Carl Sagan)
Cuenta David Jou, catedrático de Fisiología de la Universidad Autónoma de Barcelona, que nuestra
realidad, constituida fundamentalmente por átomos, no existiría si los valores de las constantes físicas,
como la gravitación, la masa del electrón o la interacción nuclear débil, por ejemplo, fueran ligeramente
diferentes de lo que son. Así es como podemos descubrir dos puntos de vista bien distintos: que la vida es
un azar o que el universo y todo lo que existe en él es como debe ser, o sea, que todo está bien.
Ya no caben dudas de que en este mundo todo está interconectado, todo está en relación con todo. Así lo
afirma Lynne McTaggart, periodista especializada en ciencia. “Toda la materia del universo está
conectada en el nivel subatómico a través de una constante danza de intercambios cuánticos de energía.
En el más básico de los niveles, cada uno de nosotros es también un paquete de energía pulsante en
constante interacción con ese mar de energía”.
Siendo así, lo que hacemos y lo que pensamos está influyendo y a la vez es influido por el conjunto de la
existencia. El todo nos afecta y cada uno de nosotros afecta a ese todo, llamémosle universo, sociedad,
país, barrio, familia, relaciones y uno mismo. Eso nos debe hacer pensar si, entre el Yo y la circunstancia,
existe alguna separación.
LA ACTITUD EXISTENCIAL
“Lo que tú evitas sufrir, no lo hagas sufrir a otros” (Epicteto)
Aunque formamos parte de un todo, cada día al levantarnos, no nos encontramos con ese todo, sino con
sus partes, con pequeñas proporciones de vida a las que decidimos prestar atención. Esto significa que
nos convertimos en el observador que da sentido de realidad a nuestras experiencias. Ésa es nuestra
primera responsabilidad. Ésa es la primera decisión: ¿con qué actitud afrontamos la existencia?
Ante ese maremagno caótico de azares, muchas personas escogen el papel de víctima. Ya que el mundo
está lleno de suertes e infortunios, pues ¡qué le vamos a hacer! Entonces la vida se convierte en una barca
que va según sopla el viento y en constante amenaza de deriva. Los victimistas creen que lo que hagan o
dejen de hacer no va a cambiar las cosas y que, lo que tenga que suceder, sucederá, y por supuesto
sucederá siempre lo peor. Ante esta evidencia inamovible, según su punto de vista, no cabe otro remedio
que la queja o la resignación.
Otras personas, en cambio, deciden que la única manera de sobrellevar tanta incertidumbre existencial es
controlándolo todo. No hay mejor manera de quitar incertidumbre que despejar incógnitas, planificar al
detalle y anticipar los movimientos ajenos para evitar sorpresas emocionales. Con tal que todo ocurra
según lo que tienen previsto, los controladores fuerzan las cosas, fuerzan al tiempo, se fuerzan a sí mismas
y fuerzan por desgracia a los demás.
COCREANDO LA REALIDAD
“Maestro, ¿cuál es el secreto de tu serenidad? Entregarme incondicionalmente a lo
inevitable” (pensamiento estoico)
Por suerte nos queda, al menos, una tercera vía: la de hacernos uno con el todo. Es decir, conjugar eso
que llamamos circunstancias con nuestra capacidad creadora. Es cierto que, lo observe o no, ahí fuera
existe un mundo de leyes físicas y de fenómenos intangibles que capto a través de mis sentidos. Pero
también es cierto que quien enseña a los sentidos es el observador, es ese Yo que decide y que piensa y
siente sobre todo lo que le sucede. Por eso las cosas no son como son, sino como somos.
Decía Séneca que la sabiduría radica en saber distinguir correctamente dónde podemos modelar la
realidad para ajustarla a nuestros deseos, de donde debemos aceptar, con tranquilidad, lo inalterable, o
sea, lo que es. Pero aceptar no debe confundirse con resignarse. Si algo nos hace creadores es la
capacidad de transformar las cosas, no de soportarlas. Y no puede haber transformación sin aceptación
previa. Quien más, quien menos ha intentado, sin éxito cambiar la naturaleza de las cosas y a los demás.
Lo intentamos hasta que nos damos cuenta de que, para cocrear, partimos de lo que es y no de lo que
debería ser.
YO SOY MIS CIRCUNSTANCIAS
“El hombre no es hijo de las circunstancias. Las circunstancias son hijas del hombre”
(Benjamin Disraeli)
Cuando Ortega y Gasset acuñó su poderoso aforismo, añadió: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la
salvo a ella no me salvo yo”. A mi modo de ver, nuestro filósofo intuyó que las circunstancias no son algo
que ocurre a pesar del individuo, sino una realidad relacional indivisible. No estamos en el mundo sino
que el mundo está en nosotros.
A menudo hago la siguiente pregunta: ¿aceptas que estás viviendo la vida que has escogido vivir? Mucha
gente cree que no porque algunas decisiones de su vida no las han tomado ellas. Ocurren hechos que sin
duda condicionan nuestra vida, pero nunca la determinan. No podemos cambiar los hechos, pero sí la
manera en que nos relacionamos con ellos.
Si respondemos afirmativamente a la pregunta, eso nos hace responsables, que no culpables, que es otra
historia. Yo soy mis circunstancias porque, de la relación que establezco con ellas, nace una realidad. Y
Yo seré eso y no otra cosa. Lo bueno es que mañana puedo crearlo todo de otra manera. Eso sí, si no lo
creo, no lo veo.
. Películas
‘¿Y tú, qué sabes?’. Dirigida por Mark Vicente, William Arntz y Betsy Chasse
‘Cadena de favores’. Dirigida por Mimi Leder.
11/01/2010 Cómo cambiar nuestra realidad
elpais.com/articulo/portada/…/Tes?pri… 2/3
‘El curioso caso de Benjamin Button’. Dirigida por David Fincher
Libros
El Campo’. Lynne McTaggart. Sirio.
‘Reescribiendo el Génesis’. David Jou. Editorial Destino
‘Meditaciones del Quijote’. Ortega y Gasset.
© EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200
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